¡BIENVENIDOS!

Estimados amigos:
Actualmente las nuevas tecnologías de la comunicación, nos brindan la posibilidad de hacer oír nuestras voces, nuestras inquitudes y opiniones personales, compartir visiones y puntos de vista con quienes en el mundo entero también desean compartir las suyas. Leer, escuchar e interactuar con otros seres humanos distantes o cercanos en cualquier punto del planeta. Esto es algo que personas como yo, pertenecientes a otra generación, nunca soñamos que fuera posible. Ser protagonistas y partícipes activos de nuestra sociedad mundial, sociedad que por otro lado se presenta en crisis, es una oportunidad insoslayable para aprender, enriquecernos y crecer. Esa es la idea de este blog. Gracias por pasar por mi humilde y virtual espacio. Si hay algo aquí, por minúsculo que sea, que pueda serles de utilidad, la pretensión de éste modesto cantor, no habrá sido en vano.

Cordialmente: ALEJANDRO REYES.

miércoles, 19 de junio de 2013

ARTIGAS, LA BATALLA FINAL

ARTIGAS -  LA BATALLA FINAL   (Carlos Machado)

(Extraído de “Artigas El General de los Independientes” obra de Carlos Machado
editado en Cuadernos “Crisis” Nº 14, 1975.


Una "leyenda negra" despiadada. Un odio a su persona, sus modos, su programa, su abierto desafío, su estrecha encarnadura con la masa, su estatura de jefe de las multitudes anónimas de parias.

Nació en el juicio de los unitarios.



CAVIA, por encargo del propio gobierno porteño, redactó su panfleto agraviante durante la guerra civil: "azote de su patria... oprobio del siglo XIX, afrenta del género humano". 






















RIVADABIA le llamó "bandido". 




















ALVEAR, para juzgarlo, debió mostrar sus cartas: "el feroz Artigas . . . fue el primero que entre nosotros conoció el partido que se podía sacar de la bruta imbecilidad de las clases bajas, haciéndoles servir, en apoyo de su poder, para esclavizar las clases superiores y ejercer su poder sin más ley que su brutal voluntad".














Se sumaron a tales diatribas los que desertaron del campo artiguista.
"Desgraciado" e "inepto” le  llamó ANTONIO DÍAZ. 







"No tiene otro sistema que el desorden, fiereza y despotismo", comentó, despectivo,  RIVERA ("es de necesidad disolver las fuerzas del general Artigas así será salvada la humanidad de su más sanguinario perseguidor")
















LAVALLEJA, unos años después, rechazaba indignado una comparación con Artigas: "el General que suscribe no puede menos que tomar en agravio personal un parangón que le degrada".



















MITRE lo abominó: "tenía todos los instintos feroces. . . la hipocresía solapada del gaucho malo y el orgullo exagerado de sus facultades bajo las apariencias humildes", y en otro lado: "sin más banderas que el personalismo ni más programa que una confederación de mandones".
















VICENTE FIDEL LOPEZ advirtió: "no tenemos la menor intención de negar que execramos la persona, los hechos y la memoria de este funestísimo personaje.





















 “Patriarca del degüello y la barbarie", le llamó SARMIENTO.




















Durante medio siglo los textos escolares recogieron la misma versión. Lenta fue la reivindicación. Un cubano, VALDEZ, inició en Buenos Aires su defensa.









MANUEL MORENO también abogó por el Jefe de los Orientales.

 



















SAAVEDRA le fue fiel.

 



















ALBERDI, cruzándose al paso de Mitre, definió su figura con acierto: “caudillo de las masas, y por eso, expresión verdadera de la democracia. 




















Pero debió pasar un siglo y medio para que se le alzara una estatua en Buenos Aires. 

Larga fue en el Uruguay la revaloración.



Manuel Oribe adjudicó unas tierras, que antes fueron de Artigas, al hijo del Caudillo desterrado, hacia 1836. Oribe, otra vez, bautizó con su nombre a la calle central de la Unión, que fue su capital, en el 49.
En el 53, el presidente Giró le pone "Artigas" a un pueblo fronterizo.

En 1854, repatriaron sus restos, olvidados después mucho tiempo sin que se les diera destino. Desde 1860, recién, se libró la batalla para refutar la tergiversación. Primero Isidoro De María, después los hermanos Ramírez, Fregeiro y Bauzá, rectificaron tanta distorsión). Máximo Santos dispuso la sustitución de los textos docentes unitarios y ordenó levantar su monumento.

El Senado del ‘83 rechazó la propuesta de poner, sobre su basamento, las siguientes palabras: "fundador de la nacionalidad". Entendió, con razón, que "la inscripción no se armoniza con las tendencias del prócer a propósito de una confederación, a favor de la cual luchó hasta que abandonó el suelo de la patria". Sólo se puso "Artigas" en ese monumento que se demoró cuatro décadas más (se alzó en 1923).
Eduardo Acevedo, desde su "Alegato", había pulverizado a la difamación.

Esa leyenda negra será después "celeste". Borrados sus afanes revolucionarios, lavado su programa, le harán una mortaja de retórica y bronce. Pero no puede silenciar,
para los orientales, nacidos como pueblo bajo su conducción, la herencia. de un legado indivisible: independencia para desligarnos del sometimiento, formas republicanas para garantizar con libertad la participación popular, federación para ligar esfuerzos en el cauce común de la cuenca matriz que desagua en el Plata y justicia social amparando a los más.
Un reto por delante, como compromiso.


(Extraído de “Artigas El General de los Independientes”- obra de Carlos Machado
editado en Cuadernos “Crisis” Nº 14, 1975.